Sipnosis:
Al inicio del filme se nos presenta a Halloween Town y su celebridad más famosa, Jack Skellington, El Rey Calabaza (The Pumpkin King) (aunque en las canciones fue traducido como «El Rey del Mal»).
Vemos como, a pesar de que Jack es amado y respetado por los habitantes de la ciudad, sufre de depresión, ya que se encuentra cansado de celebrar año tras año la fiesta de Halloween. En medio de su desdicha, sale a caminar sin rumbo por un cementerio junto a su perro fantasma, Zero. Más tarde descubre un círculo de árboles que nunca antes había visto. Cada árbol tiene una puerta representativa a la festividad a la que pertenece la ciudad a la que conduce. Jack se siente inmediatamente atraído por el que tiene la forma de un árbol lleno de adornos. Cuando Jack abre la puerta del Árbol de la Navidad, es transportado a un pueblo lleno de nieve, luces y felicidad. Jack queda abrumado con todos los colores y alegría que llenan el ambiente, y cae en la cuenta de que es lo que estaba buscando. Si somos capaces de imaginar que existe un taller de Santa Claus, con renos y duendes, donde prácticamente todos los días del año se respira la magia de la Navidad... ¿Por qué no creer que también existe un reino similar, donde el aroma no es a pino, sino a calabazas, a espanto y a oscuridad? ¡El reino de Halloween! Para todos aquellos que puedan imaginarlo, se realizó esta joya de la cinematografía animada y musical; misma que pasó a la historia como uno de los largometrajes mejor logrados desarrollado bajo la técnica stop motion;sí, sí, los muñequitos de plastilina colocados en una posición para fotografiarlos, y luego otra, y otra, y otra...hasta tener horas y horas de arduo trabajo que serán editadas después para lograr un producto de duración muy reducida: ¡Apenas 76 minutos totales! Volviendo a Halloween Town.
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Jack Skellington, una larguirucha y simpática calavera es el Rey de este pequeño sitio, desde donde año con año se elabora el Halloween; sin embargo cuando la última noche de brujas termina, él se siente cansado, abatido y hastiado de hacer siempre el mismo trabajo. Es entonces cuando sale a caminar una vez que ha concluído el festejo; de hecho camina durante toda la noche, sólo para toparse, ¡oh sorpresa!, con el Reino de la Navidad. Allí, todo es color, fantasía, alegría e inocencia; no hay calabazas ni cabezas parlantes, no hay espectros ni diablillos, sólo deleite.
La postal que tiene frente a sus ojos prácticamente enamora a Jack, quien decide orquestar un rapto: ni más ni menos que contra el jefe de este lugar, el bienamado Santa Claus. Esto con el fin de usurpar sus funciones y poder organizar él, junto con todos los súbditos de Halloween Town, una navidad mejorada. El resultado es catastrófico como pueden adivinar, pero maravillosa y colosalmente divertido. Paralelos e inmersos en esta cómica historia, otros cuentos se entretejen, como el de Sally, una muñeca de trapo que está enamorada de Jack desde hace tiempo y a final de cuentas le enseña a través de su Amor, el error que está cometiendo al querer ser algo que no le corresponde. Así, una fábula tierna y poderosa se gesta como trasfondo.
Somos lo que somos y nuestra verdadera obligación radica no en querer ser distintos, sino en cumplir nuestra función y hacerlo endemoniadamente bien y de la mejor manera, porque de lo contrario nada ni nadie podrá sustituirnos. Una bonita moraleja para un cuento fantástico que entremezcla lo oscuro de la Noche de brujas con el encanto de la Navidad en una película para toda la familia. Cabe resaltar que gran parte de la cinta es musical. En este aspecto la partitura corrió a cargo del genio Danny Elfman, bien conocido por todos por su música profundamente expresiva y sus trabajos para otras realizaciones como Batman y El hombre manos de tijera.
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